Lo mejor que se puede decir de “Devils’ Due” es que, a diferencia de tantos proyectos baratos de terror que han salido recientemente, sus creadores al menos parecen respetar las convenciones y la historia del género. La película tiene tantos rasgos de “Rosemary’s Baby” que bien podría contar como un remake, sin embargo, ofrece muy poco en la forma de sustos reales o personajes interesantes, y mucho menos en ideas originales. Puede que durante ésta temporada lenta en el box office tenga un apertura decente éste fin de semana, pero la perspectiva a largo plazo no se ve buena.
“Devil’s Due” se centra alrededor de los recién casados Zach (Zach Gilford ) y Samantha (Allison Miller), quienes se embarcan para una luna de miel en la República Dominicana. Zach es un camarógrafo empedernido – como él mismo explica en detalle en una especie de monólogo. Con un “adventure cam,” él y Samantha se van a explorar Santo Domingo por la noche. Después de una visita portentosamente desastrosa a un quiromántico, los recién casados terminan perdidos en calles desconocidas , sólo para ser rescatados por un taxista agresivo (Roger Payano ), quien los transporta a un club underground en las afueras de la ciudad, donde se emborrachan.
Despertándose sin recordar la noche anterior, Samantha pronto descubre que está embarazada . Su embarazo empieza a ir en direcciones inesperadas, y es aquí que los directores Matt Bettinelli – Olpin y Tyler Gillett empiezan a parecerse a una especie de “cover band” de Roman Polanski, atravesando todos los grandes éxitos: entre ellos la carne cruda, los regalos peculiares, las anomalías oculares y un obstétrico nuevo que no es de confiarse.
La película le hace un desvío grande a la fórmula de Polanski al enfocarse no en la perspectiva de la futura madre si no en la del padre, y entonces es Zach quien finalmente comienza a investigar la situación. En manos más capaces ésto podría haber funcionado, pero aquí a final de cuentas el cambio de punto de vista simplemente nos roba de la intensa paranoia que hizo que “Rosemary” fuese tan eficaz. También significa que no vemos al personaje de Samantha desarollarse después de la mitad de la película, y al fin y al cabo ella es la actriz más carismática.
Los huecos de la trama son numerosas, pero ninguno es más irritante que el hecho de que Zach no empieza a mirar todas esas horas de video que ha estado grabando desde un principio hasta que es demasiado tarde.
A nivel técnico, “Devil’s Due” se ve y suena mucho mejor que la mayoría de las películas de “found footage,” lo cual, aunque es estéticamente agradable, le quita una cierta sensación de verité a la película. El uso de Luisiana y la Republica Dominicana como ubicaciones para la película está bien explorado, pero el uso de música es en ocasiones bastante extraño.
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