Cómo Hollywood nos ha preparado para tener una mujer presidente [Opinión]

Durante la Convención Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) vimos a un gran número de personalidades del mundo de la política y de Hollywood merodear por el escenario donde este jueves 28 Hillary Clinton estará recibiendo oficialmente e históricamente la candidatura del partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos.

Entre las oradoras de lujo estuvieron la primera dama Michelle Obama, la senadora del Estado de Massachusetts, Elizabeth Warren, la actriz y activista Eva Longoria, la cantante Demi Lovato, la comediante Sara Silverman, así como otra decena de mujeres de alto perfil, las cuales expresaron su apoyo a Clinton.

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Pero empecemos con alguien que se ganó no solo los aplausos de los presentes sino la admiración de muchos por su dominio, experiencia, elocuencia y sus habilidades de oradora. La primera dama Obama es una clara representación de la evolución de la mujer en la política, y, sobre todo, un cambio total de aquel estereotipo caduco de la típica esposa del presidente. Su presencia le ha dado un toque no solo moderno y progresivo a la Casa Blanca, sino innovador.  Y no cabe duda de que los medios han sido responsables, en parte, de su popularidad.

Es por eso que cuando vemos lo acontecido en la DNC, nos preguntamos: ¿Qué tanta responsabilidad tiene Hollywood en todo esto? ¿Será que las películas y programas de TV donde las mujeres son presidentas u ocupan un puesto de liderazgo en la política han ayudado a asimilar la idea de una mujer presidenta? No olvidemos que tanto la TV como los filmes son parte intrínseca del acontecer social, y ambos, son instrumentos muy poderosos capaces de formar o deformar, según sea el caso, conductas y creencias. Y ni hablar de los estereotipos.

Esto más allá de ser histórico es muy significativo, ya que si analizamos la evolución del rol de la mujer en la política estadounidense vemos cómo los medios y la industria del entretenimiento han facilitado el proceso de aceptación, especialmente en los roles de liderazgo, con series de televisión y películas donde en varias ocasiones hemos visto a una mujer llevar el mando de un país.

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Entre los más populares podemos nombrar: Veep, Commander-in-Chief, State of Affairs, Political Animals, The Good Wife, House of Cards, 24, Madam Secretary e Independence Day: Resurgence. Por cierto, los productores de la serie Homeland anunciaron que en su sexta temporada tendrán a una mujer como presidente.

Según un reporte publicado por Media Research Center’s NewsBusters, existen unos 15 programas de televisión los cuales claramente apoyan la candidatura de Clinton, y en especial, cinco de ellos se basan enteramente en una versión ficticia de su vida, lo cual suma unas 189 horas de tiempo al aire.

En el mismo estudio también se hace mención a la industria del entretenimiento y la propaganda detrás de Clinton, creando una multitud de programas de televisión, películas, libros para niños e incluso canciones inspiradas por la candidata demócrata.  Asimismo, su autora, Maggie Mckneely comenta que si Clinton no gana la elección, serían 30 años de trabajo en vano, porque la industria ha preparado el campo desde los 90.

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Poniendo a un lado las teorías de conspiración sobre si este estudio tiene razón en cuanto a los cálculos de Hollywood sobre una posible candidatura de Clinton, la tendencia indica que muchas de las tramas e historias donde una mujer es la líder de un país, tienden a basarse en ciertos aspectos de su vida.

Por ejemplo, el personaje de Claire Underwood que interpreta Robin Wright en House of Cards, y Hillary Clinton tienen sus similitudes en el hecho de que ambas están casadas con hombres poderosos y buscan más poder.

Igualmente tenemos a Madame Secretary, serie inspirada en el testimonio de Clinton durante la audiencia sobre el caso Bengasi. Pero todo esto es lógico, ya que los logros y experiencias vividas por la Secretaria de Estado ahora candidata a la presidencia de los Estados Unidos, son únicos y para muchas personas representa un símbolo de inspiración. Ahora es que hay tela que cortar e historias por contar.