Señora. Señor. Suelte lo que está haciendo y acérquese a mí. Conversemos un momento. Hablemos de la doble moral.
Hoy nos despertamos con una foto en la que podemos ver a uno de los hijos de Inglaterra caminando por ahí como Dios lo trajo al mundo. Orlando Bloom andaba por las playas italianas de la misma manera que Adán se paseaba por el Jardín del Edén antes de que Eva lo convenciera de comerse la manzana.
Yo soy una de las mujeres más machistas que conozco (cosa que no digo con orgullo, pero sí como un hecho). No suelo sentarme a hablar de sexismo, y tampoco es mi estilo el defender a la mujeres mientras protesto con una “quema de brasieres“.
Dicho esto, shame on you, Internet. Si llega a ser Katy Perry la que se quita la ropa para pasearse en un paddle board por los mares de Cerdeña, estuvieran los moralistas que hacen orilla. A través de las redes sociales, estarían acusándola de exhibicionista; estarían hablando de lo innecesario que es estar desnudo en público; y habría una dama —porque usualmente son las mujeres las que critican a las mujeres— escribiendo en Facebook comentarios como “espero que si alguna vez Katy tiene una hija nunca vea esas fotos”.
Yo no me estoy quejando de las fotos que le tomaron a mi eterno “Will Turner” (créame, cuando las vi, pensé: “Not bad”), pero estoy tratando de que usted vea la doble moral de esto.
Una foto de Katy Perry desnuda —o de cualquier otra famosa— hubiera (como diría mi Kim Kardashian West) “roto el Internet”. Pero una foto de este muchachón da de qué hablar por dos segundos, y ya, vamos a lo próximo. No pasa nada. ¿Por qué? Porque él es hombre y puede hacer lo que quiera con su cuerpo. La mujer no, las damas son dueñas de en un templo sagrado que no deben enseñar porque sí.
¿Por qué no los escucho diciendo que Orlandito (de cariño) hizo eso porque está falto de atención? Porque si Christina Aguilera o Miley Cyrus se quitan la ropa, rápido los escucho a lo lejos diciendo que ellas lo hacen porque “están apagás” y necesitan encender sus carreras.
Queridos míos, esto es bien sencillo: o todos se pueden quitar la ropa o todos se llevan los mismos insultos cuando se desprendan de su indumentaria.
Si a usted le molesta que la esposa de Kanye West se quite la ropa a cada rato, también le tiene que molestar que el gran “Legolas” ande por ahí sin vestiduras. Si usted va a criticar el desnudo de Rihanna, tiene que criticar el hecho de que Orlando Bloom lo haya enseñado todo.
Otra vez, a mí no me molesta que él esté desnudo (pero tampoco me molesta que lo hagan ellas). Ahora bien, si usted es de los que critica hasta el cansancio a las famosas cuando se quitan la ropa, pero esta mañana pudo continuar su vida como si Orlando Bloom no le hubiera enseñado su miembro al mundo, es momento de que tome un segundo y evalúe sus principios.
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