La industria de la música se encuentra con un nuevo desafío porque la piratería online se está diversificando. Así como la tecnología nos facilita la vida, también nos hace muy sencillo convertir la música de streaming en archivos MP3. Démosle la bienvenida al stream ripping, la práctica ilegal más popular entre los jóvenes de 16 a 24 años, según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI).
Estamos hablando de lo último que existe en cuanto a copiar música o “ripiar” el audio de un video o canción que disfrutamos en servicios streaming como YouTube y Vimeo. El proceso es muy sencillo ya que consiste en convertir la música en línea a formato MP3 a través de diferentes aplicaciones y programas diseñados para tal fin. Esta novedosa forma de obtener música ha superado en popularidad la descarga ilegal de los sitios de intercambio de archivos, los torrents.
¿Nos sorprende el surgimiento o la dirección que esta práctica ilegal está tomando? En realidad no. Todo esto en un proceso que tarde o temprano iba a desarrollarse. El streaming ha revolucionado la industria de la música con servicios como Spotify o Apple Music. Y es más que lógico, que se busquen diferentes maneras de continuar disfrutando de la misma, sin necesidad de pagar por estos servicios.
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Tener la oportunidad de poder disfrutar de las canciones o artistas favoritos, sin estar obligados a escuchar anuncios publicitarios en YouTube, o pagar una suscripción mensual, es algo que algunos jóvenes están dispuestos a promover. ¿Es correcto? El debate está por darse ya que es un tema muy complejo donde todas las partes, artistas, sellos discográficos, fanáticos, entre otros, buscan beneficiarse. Pero no todos pueden salir victoriosos.
Por ejemplo, un estudio reciente realizado por el Departamento de Economía de la Universidad de Queen (Canadá) afirma que existe una relación directa entre el pirateo de un álbum y el aumento de sus ventas—claro está cuando ciertas condiciones son cumplidas. Pero independientemente, esta investigación que lleva diez años, busca desmitificar la creencia de que piratear la música está acabando con la industria.
El argumento que es totalmente contradictorio al último estudio publicado por la firma consultora BB-Business Bureau, la cual afirma que la piratería tradicional y digital le cuesta a Latinoamérica (US) 4 mil millones de dólares. Y ni hablar de los Estados Unidos. En 2015, según MarketWatch, 20 millones de personas todavía descargaban música a través de las redes de intercambio de archivos peer-to-peer junto con el ripping. ¿Quién tiene la razón?
Según los datos publicados por IFPI, el 49% de los usuarios jóvenes (16-24 años) informaron que durante los últimos seis meses –hasta abril de este año– han practicado el stream ripping. Cifra que se incrementó en 9%, con respecto al año pasado. Igualmente, 30% la población total de internautas de todas las edades también se han unido al clan, representando un aumento del 10%. ¿Y adivinen qué? 82% de toda las descargas de música se produce en YouTube, por lo que es un objetivo frecuente.
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La nueva moda del stream ripping es parte de ese proceso de transformación de cómo consumimos, disfrutamos y escuchamos la música. Si bien las cifras son alarmantes, y este tipo de comportamiento pudiera afectar drásticamente la industria de la música, está claro cada vez más personas deciden probar suerte con los servicios pagos. Pero esto no quita que el stream ripping esté convirtiéndose en la mayor amenaza para la música en línea. Aquí hay mucha tela que cortar, ya que este es solo el comienzo.
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