¿Qué tienen en común Hillary Clinton, Jackie Kennedy y Michelle Obama? Primero, todas forman parte del exclusivo club de las primeras damas de los Estados Unidos. Segundo, todas han creado un legado, bien sea político, personal o profesional. Y, por último, los medios las adoran.
En los Estados Unidos, un total de 46 mujeres han tenido el privilegio de ser primeras damas. Todas de una forma u otra han logrado dejar su huella en la historia del país. Pero sin duda, la actual primera dama ha transformado y elevado aún más el rol de la mujer en la Casa Blanca. Claro está, también tiene la suerte de vivir en un período donde la tecnología facilita la manera cómo nos comunicamos.
Obama tiene todos los atributos de una mujer del primer mundo, y también del siglo XXI. Desde su primera aparición oficial como primera dama, hasta el día actual, ha logrado establecer su imagen e influencia en la sociedad estadounidense. Se ha convertido en todo un ícono de la cultura popular del país. Ella ha dicho en repetidas ocasiones, que tiene el mejor trabajo de la Casa Blanca, porque “le toca hacer cosas divertidas”. Y es totalmente cierto.
A sus 52 años, Obama ha podido establecer su legado transformador, progresivo y empoderador de la mujer anglo. Ella es toda cool, su actitud, su manera de hablar, de vestir; maneja perfectamente el rol de la mujer profesional, de madre y de figura pública. Ha posado para Vogue; la conocida marca de ropa J.Crew la ha hecho su figura; ha sido invitada a los mejores shows de televisión; les encantan los deportes, baila con el presidente públicamente, y maneja las redes sociales con comodidad y efectividad. La señora Obama es toda una mujer integral.
Entre la primera dama Kennedy, la famosa Jackie O, otro ícono de la moda, y Obama, se han dicho muchas comparaciones. Por ejemplo, Obama es la nueva Kennedy, el legado de Kennedy en la personalidad de Obama, Obama y la moda de Jackie O, por nombrar sólo algunas analogías, todas muy comunes, durante los ocho años que le ha tocado la responsabilidad de ser la primera dama del país más poderoso del mundo. La verdad es que Michelle ha creado su propio legado.
Por otro lado, la ahora candidata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, fue otra primera dama muy conocida. No fue muy mediática al principio, pero le tocó aprender a la fuerza, y de manera muy rápida, cómo mantenerse en control ante los medios. Todo esto, por el más que conocido caso de Bill Clinton con la pasante de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky. Si comparamos la Clinton de los noventa, en su rol de primera dama, con la de ahora, muchas cosas han cambiado. Pero resulta que Obama, desde su primer día, logró hipnotizar a los medios de comunicación. Existe un factor generacional muy evidente, que definitivamente marca la diferencia.
¿Quién no recuerda el momento que la actual primera dama utilizó a los Muppets para promover su campaña de comida saludable? También su baile con Jimmy Fallon y Will Ferrell, donde se robó el show completamente, o el famoso “baile de las mamás” en el Tonight with Jimmy Fallon. Y ni hablar de sus habilidades de rapera con Jay Pharoah para promover su campaña “Better Make Room”.
No le teme a que la vean riéndose, bailando o haciendo simplezas, eso es lo que la hace especial. En una entrevista reciente con InStyle, Michelle Obama dijo que siempre estaba buscando nuevas maneras de innovar y mejorar sus habilidades tecnológicas, especialmente en las redes. En total ha promovido cuatro iniciativas, que sin duda han calado muy bien en el público: Let’s Move!, Joining Forces, Reach Higher y Let Girls Learn. Todas han sido lanzadas y publicadas en las plataformas digitales más populares: Vine, Snapchat, Periscope, Instagram, YouTube, Facebook y Twitter.
¿Qué la hace tan icónica en la cultura popular estadounidense? Sabe concectarse con todas las generaciones, especialmente con los milenios. También entiende la importancia de la tecnología, incluyendo el uso de las redes sociales para avanzar y promover sus causas, e inspira confianza en cada aparición. Y es que, Obama trajo a la Casa Blanca frescura, modernismo, clase, empoderamiento, profesionalismo, valores familiares y diversidad.
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