Ángeles y demonios. Un hombre que no envejece. El pelo de Colin Farrell. En todos los aspectos, “Winter’s Tale” es una película con fenómenos misteriosos e inexplicables, ocurrencias sobre-naturales que los personajes describen como milagros. Pero el verdadero milagro será si la audiencia se puede contener la risa en esta película empalagosa dirigida por el escritor-productor Akiva Goldsman. La historia de dos mujeres jóvenes enfermas y un hombre que tiene las llaves a su salvación es basada en el exitoso libro de Mark Helprin de 1983.
“La magia existe en todas partes,” susurra una voz femenina en la primera escena. “Solo tienes que mirar.” Empieza en día presente en Nueva York con un hombre (Colin Farrell) en el terminal Grand Central. Cuando este hombre era chico sus papás llegaron a Ellis Island como inmigrantes en el año 1895. Ellos fueron deportados por una enfermedad pero dejaron al niño a la orilla del mar.
“Todos estamos conectados,” sigue la voz. “Cada bebé carga un milagro adentro.” Este bebé crecerá a ser Peter Lake, un ladrón que se ha peleado con un pez grande, Pearly Soames (Russell Crowe). Pearly no es cualquier criminal; es un demonio que quiere destruir a Peter. Este destino, de alguna manera, involucra a Beverly Penn (Jessica Brown Findlay), una dulce pianista que padece de tuberculósis y a quien al parecer no le molesta que Peter esté robando la casa de su padre en Central Park.
“Entre más enferma me ponga, me doy cuenta que todo está conectado por luz,” dice Beverly. En este mágico mundo, una estrella que aparezca en el cielo quiere decir que un ángel ha recibido sus alas y un caballo volador, llamado Athansor, a veces baja del cielo para salvar a Peter de Pearly. De acuerdo a estos fenómenos cósmicos, nada pasa por coincidencia y el amor es una fuerza que puede ganarle a la muerte y eso se ve cuando Peter se entrega (espiritual y físicamente) a Beverly, quien está muriendo y de repente se transportan al año 2014.
Goldsman, quien escribió “A Beautiful Mind,” ha fallado al adaptar el gran material de realismo mágico de Helprin a la pantalla grande, quitándole las escenas claves y ha dejado en vez puro sentimentalismo. Los mejores milagros son aquellos que pasan sin esperarlos, y los que pasan en “Winter’s Tale” son demasiado obvios.
Ni si quiera la fortuna de contar con actores como Farrell y Crowe salvan a la película. No importa qué tan carismáticos sean estos actores, todos parecen haberse perdido en un tipo de neblina tratando de conectarse el uno a otro en la pantalla.
El que más esfuerzo puso fue Crowe, quien ya tuvo una colaboración con Goldsman en “A Beautiful Mind” y “Cinderella Man”. Definitivamente, no es uno de sus mejores personajes ya que Pearly parece ser sacado de otra película.
La diseñadora de producción Naomi Shohan logra una buena visión de Nueva York que ayuda a imponer el tono romántico de la película.
“Qué tal si todos fuéramos parte de una evolución que algún día entenderemos?” susurra la voz al final de la película. Es un buen pensamiento. Hoy sufrimos, mañana estaremos bien. La próxima película será mejor.
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