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El otro día me topé en un canal de cable con la desatinada The League of Extraordinary Gentlemen (2003), adaptación cinematográfica de la brillante novela gráfica de Alan Moore. La película es uno de los más grandes fiascos en su género, pero me llamó particularmente la atención porque además fue la última aparición en el cine de Sean Connery, el primer James Bond y para muchos aún el mejor.

Connery prestó su voz poco después para otra terrible cinta animada, pero lo cierto es que me pregunté si The League… era la peor película en una carrera que ha gozado de más aciertos que fracasos. Y no, es claro que Highlander 2: The Quickening (1991) fue su película más desafortunada, a juzgar por la nula aprobación crítica y por menguar el legado de la original Highlander (1986), una imperfecta pero memorable cinta de ciencia ficción.

¿Cuáles son los peores filmes de las estrellas más respetadas? Y más aún, ¿qué les inspiró a filmarlas? En el caso de Forest Whitaker y la muy lamentable Battlefield Earth (2000) entendemos que aún estaba lejos de ganar un Oscar por The Last King of Scotland (2006), pero aún así, ¿necesitaba tanto el dinero? Con una historia basada en un libro de L. Ron Hubbard (creador de la Cienciología), la ridícula película protagonizada por John Travolta arrasó con los Razzie a la hora de premiar a la peor producción fílmica del año.

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Robert De Niro tiene un buen rato haciendo películas mediocres (a menos que trabaje con David O. Russell), pero es difícil perdonarle una tercera película como suegro de Ben Stiller, así que Little Fockers (2010), con sus nulas risas y terrible historia, es su gran pecado. De Al Pacino también tenemos nuestras quejas recientes, pero nada fue más doloroso que verlo haciendo una parodia de sí mismo en Jack and Jill (2011), aunque el formar parte de un proyecto de Adam Sandler presupone ser despedazado en las reseñas.

Meryl Streep eleva la calidad de prácticamente todos los proyectos donde participa, pero tenemos que reprocharle su rol en The House of the Spirits (1994), pues la aburrida película desmerece el portentoso libro de Isabel Allende. Y es que las adaptaciones novelísticas son un arma de dos filos, pues aunque suelen tentar a los actores con el pedigrí literario, también suelen ser juzgadas con parámetros estrictos por la crítica y la audiencia. De ahí que Charlotte Gray (2002) sea la piedra en el zapato de Cate Blanchett.

En ocasiones el actor tiene poco que ver con la falta de calidad en la película, pues su interpretación puede ser competente aún dentro de un producto malo. No es el caso de Jeremy Irons en Dungeons & Dragons (2000), quizá una de las peores actuaciones de un talentoso actor, y una de las poquísimas ocasiones en las que recuerdo haber estado a punto de abandonar la sala (así de mala es). John Malkovich tiene algo de gracia como villano en la terrible Jonah Hex (2010), pero ahí el material base es tan débil como el maquillaje que le pusieron a Josh Brolin.

Gene Hackman también se retiró del cine con la patética Welcome to Mooseport (2004), pero su 13% de críticas positivas supera al 0% cosechado con Loose Cannons (1990), una “comedia” donde alterna con Dan Aykroyd cuya premisa es encontrar un sex-tape protagonizado por… Hitler. Sí, algún ejecutivo de un estudio pensó que eso era una buena idea para una película. Una comedia sin gracia también es de lo peor que le recordamos a Warren Beatty, pues la aburridísima Town & Country (2000) prácticamente le mandó al retiro.

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Nicole Kidman tiene un Oscar, pero también alternó con Nicolas Cage en el naufragio fílmico que es Trespass (2011). ¿Y qué decir del propio Cage? Dos nominaciones y una victoria como Mejor actor en los premios de la Academia, pero una serie de estrepitosos fracasos de ínfima calidad, que nos hace prácticamente imposible decidir cuál es el peor. Bueno, quizá tengo que elegir The Wicker Man (2006), aunque aún no estoy cien por ciento convencido de que no sea en realidad una comedia, tan solo por las escenas donde anda corriendo por la isla vestido de oso y dándoles puñetazos a todas las mujeres que se le ponen enfrente.

La pobre Sandra Bullock quizá estaba obligada por contrato a filmar Speed 2: Cruise Control (1997), o al menos eso me gustaría oír. Y algo me dice que Angelina Jolie debe estar comprando todas las copias que existen de Original Sin (2012), pues el drama erótico al lado de Antonio Banderas solo es recordado por las escenas de sexo.

Podría escribir docenas de párrafos enumerando otros pecados fílmicos de las leyendas, pero quizá lo más apropiado sea cerrar con buen sabor de boca. Y es que ver tantos tropiezos de los grandes actores me hizo recordar al hombre que jamás tropezó. Alguien que nos dejó un legado de cinco películas legendarias, por no decir perfectas, sin tener nada que lamentar en su breve pero ilustre carrera. Te recuerdo con cariño, John Cazale. Ya no los hacen como tú.

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