La legendaria boricua recibirá el Life Achievement Award en los Premios SAG 2014.
Rita Moreno es una de las pocas personas en el mundo que se ha ganado un EGOT: Emmy, Grammy, Oscar y Tony. Pero ella parece realmente sorprendida al haber sido galardonada con el Life Achievement Award por parte de Screen Actors Guild (SAG): “La alegría es tan profunda,” dice Moreno. “Puedes soñar con ganar un Oscar o algún otro premio. ¿Pero ésto? Es una experiencia sorprendente y singular.”
Su carrera de casi 70 años como actriz incluye los altibajos de la vida de cualquier actor, y refleja los cambios en la industria del entretenimiento — desde la época dorada de la radio y los estudios, al teatro, televisión y los cambios en los roles de las agencias. También refleja los cambios sociales a través de las décadas, mientras luchaba por la igualdad a nivel nacional (marchando por los derechos civiles en Washington en la década de 1960) y en lo personal: “Toda mi vida he enfrentado el machismo y el racismo y luego cuando llegué a los 40, la discriminación por edad,” nos dice.
En una entrevista con Variety en la sede de SAG, fue honesta sobre las inseguridades que enfrentan todos los artistas, pero a la misma vez se mostró optimista, divertida, pícara y se ve fabulosa. Y, después de 66 años como miembro de SAG, todavía siente esa pasión por la actuación.
Moreno nació Rosita Dolores Alverio en Puerto Rico; al trasladarse a Nueva York como niña con su madre, se sintió distanciada y solitaria, pero descubrió la alegría del baile. Comenzó a trabajar profesionalmente a los 13 años haciendo doblaje de películas. Tres años más tarde, obtuvo su tarjeta de SAG como extra en una película olvidada. En 1950, hizo su debut cinematográfico en “So Young So Bad” bajo el nombre de Rosita Moreno (tomando el apellido de uno de sus padrastros) y pronto se convirtió en Rita, cuando estaba bajo contrato con MGM (en aquellos tiempos era Fox).
Esos eran los dias de la “starlet, dice Moreno. “Es decir, no me trataban como una joven actriz seria y eso fue muy dificil. Me mando a la psicoterapia, una de las cosas más inteligentes que he hecho. Eso me enseñó que tenía que encontrar valor en mí mismo.” Si hubieron buenos momentos de vez en cuando, como un pequeño papel en “Singin’ in the Rain,” que le dio la oportunidad de observar a Gene Kelly y Stanley Donen en acción, y como Tuptim en “The King and I” en el año 1956.
Pero, en general, los papeles no eran de calidad. “Cualquier personaje que tenía la piel oscura, me lo daban. Ya sea una polinesia, una princesa india, lo que sea.” Ella también interpretó a asiáticos, nativo americanos y un tema recurrente, la Latina “spitfire,” una palabra que la hace estremecer hoy en dia.
“Yo siempre tenía que tener un acento, a pesar de que hablaba Inglés mejor que muchas de las personas (que me contrataban) . Los personajes todos sonaban iguales, porque no tenía ni idea de cómo sonaban esas nacionalidades, pero nadie más sabía tampoco. Me consternó, empecé a sentirme menospreciada, como si mi dignidad estuviera en riesgo. Los papeles eran tan embarazosos. Pero yo tenía que ganarme la vida y tenía que ser actriz. Estaba decidida que con la perseverancia y la fe en algún momento alguien diría,
‘Esta chica tiene talento’ y me pondrían en algo significativo.”
Sucedió en 1961 con “West Side Story.” Por un lado, fue sólo la quinta persona hispana nominada a un Oscar, y ganó. “Curiosamente, el personaje de Anita se convirtió en mi modelo a seguir después de todos esos años. Anita era una joven hispana con dignidad, respeto por sí mismo y enorme fuerza.”
Unos años más tarde, interpretó a Annie Sullivan en la obra “The Miracle Worker,” la primera vez que la etnicidad no era un requisito para el papel.
Su entretenida biografía “Rita Moreno: A Memoir” salió el año pasado y varias veces en el libro, ella expresa su frustración por no haber trabajado más. ” ¡Todavía me siento de esa manera!” exclama Moreno, aunque trabaja con frecuencia. Si no es cine hace teatro, televisión, conciertos, charlas, y conferencias.
Hace unos años, llevó su obra “Life Without Makeup” al Berkeley Repertory Theatre en Berkeley, California, después de desarrollar un miedo al escenario. “Tengo miedo de decepcionar a todo el mundo. ¡Esto a los 77 años! ¿Cómo es eso? Somos tan frágiles, es ridículo,” dice, riendo.
Preguntado si tiene algún consejo para los ejecutivos de Hollywood acerca de la diversidad, dice: “Yo no tengo nada que decirles. Es algo que tienen que comprender por su cuenta. No sé si va a suceder en mi vida. Por otro lado, hay personas como Eva Longoria, Andy García, Jimmy Smits, que interpretan personajes y no tienen que hacer los acentos. La televisión es mejor que el cine, y en el teatro se ven todos los colores de piel posibles y las nacionalidades que representan al mundo real. Pero todavía estoy esperando que un actor o actriz hispano consiga papeles dignos de una nominación, y eso no sucede muy a menudo. Es mejor que antes, por supuesto, pero aún nos queda mucho camino por recorrer. Lo mejor está por venir.”
Aparte de su trabajo, ella se entusiasma sobre la recaudación de fondos para organizaciones de niños o centros de arte como el Berkeley Repertory Theatre: “Es una manera maravillosa de servir y tengo que servir. Es un instinto que dice que no eres la única persona en este mundo, y no eres el único con preocupaciones. Si estás en condiciones de ayudar a otros que son menos afortunados, tienes la responsabilidad de hacerlo.”
Teniendo en cuenta su filantropía, las barreras que ha derrumbado, y sus décadas de entretener a la gente, ¿que nos dirá en su discurso de aceptación el 18 de enero durante los Premios SAG? “No lo sé,” dice Moreno. “Quiero decir algo profundo.”
Resulta que con su carrera, ya lo ha dicho.
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