Amy Schumer se ha consolidado como una de las comediantes más exitosas, influyentes y representativas de los Estados Unidos. Su carrera ha tomado un giro muy interesante, no solo por la fama alcanzada, ni los galardones obtenidos, sino también por su manera de comunicar lo que piensa.
La misión de Schumer, como la de todo comediante, es hacer reír a la gente. Y lo hace de muchas maneras, incluyendo su tour por diferentes ciudades de los Estados Unidos. Resulta que la noche del domingo 16 de octubre, durante una presentación en Tampa, Florida, la chica de moda de la comedia estadounidense fue abucheada en pleno show. ¿Por qué? Nada más y nada menos, por hablar y criticar abiertamente al candidato de la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump.
Durante su monólogo, Schumer de 35 años, calificó a Trump como, “un monstruo naranja, acosador sexual y mentiroso sobre sus estudios”. Todo esto, ante un auditorio de más de 8,500 personas. Paso seguido, algunos asistentes mostraron su molestia con las palabras de la comediante.
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Según The Tampa Bay Times y otros medios presentes, alrededor de 200 personas abandonaron el Amelie Arena, donde se realizaba el espectáculo. La salida de los asistentes no pasó desapercibida, ya que Schumer les dio la oportunidad a los pro Trump que se subieran al escenario y les explicaran a todos el por qué apoyaban al candidato del partido Republicano. Cuando la cosa comenzó a ponerse álgida, llegó el momento de retirar a los fanáticos enardecidos.
¿Pero por qué contamos esta historia? Todos las sociedades del mundo, sin excepción, necesitan comediantes. El escritor Mark Twain decía, que la raza humana tiene sólo un arma realmente eficaz, y esa es la risa. Estamos a menos de un mes de elegir a un nuevo presidente, y es más que conocido, que el proceso ha sido, no solo controversial, sino también altamente divisionista.
El poder de la comedia es ostentoso porque es un referente social clave a la hora de abordar ciertos temas, como lo es la política. En esto de expresarse y decir lo que piensa recae la responsabilidad de los comediantes, quienes a través del humor, el sarcasmo, y en general, el arte de la comedia pueden tocar temas muy sensibles para las sociedades.
Una broma puede transcender, y los temas controversiales o tabúes pueden ser discutidos bajo la fachada de la parodia. De esta manera, los comediantes pueden ayudar a facilitar el entendimiento de una nueva comprensión en lo que respecta a estos temas. Lo sucedido a Schumer, es una representación de lo complejo e intrínseco del proceso social y político que experimenta la sociedad estadounidense.
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Cuando la verdad duele, digamos una broma. ¿No? Schumer lo sabe muy bien. No es la primera vez que toma una postura política o social. La comediante es una feminista empedernida –de la nueva camada de defensoras del cuerpo y empoderamiento femenino, junto con Lena Dunham. En cuanto a la política se refiere, ya es más que sabido su postura y apoyo incondicional a Hillary Clinton.
Ante todo lo sucedido, Schumer comentó a Vanity Fair, “Quiero agradecer a las 8,400 personas que se quedaron. Siempre hemos dependido de los cómicos para hacernos reír y decir la verdad. Estoy orgullosa de continuar esa tradición”.
La experiencia vivida por Schumer es una prolongación de lo complejo que ha resultado ser este proceso electoral. Lo bueno, la comediante está cumpliendo con su rol de comediante y ciudadana. Lo malo, la intolerancia.
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