Han pasado casi 16 años desde que el show de televisión, Gilmore Girls, hizo su debut en la televisión estadounidense. La serie que marcó una era de la TV. Desde su estreno el 5 de octubre de 2000, tanto críticos como fanáticos se rindieron ante el encanto de la familia Gilmore. La misma estuvo al aire por siete temporadas (2000 – 2007).
La noticia del regreso de las Gilmore Girls: A Year in the Life, esta vez de la mano de Netflix, fue un anuncio que causó gran conmoción en los nostálgicos seguidores del programa. El show está de vuelta, esta vez en un formato de mini-serie, con cuatro nuevos mega-episodios de 90 minutos cada uno.
¿Pero por qué tanta conmoción sobre el regreso a la pantalla de Gilmore Girls? El show es un clásico por una razón. No es sólo un programa que podemos ver cuando no tenemos nada que hacer o buscamos algo que ver. Es una serie con una importancia e impacto cultural evidente que dejó huellas tanto en la industria de la televisión como en la sociedad estadounidense.
El regreso es un recordatorio muy positivo de lo que este show fue capaz de lograr en su momento: uno de los primeros programas de televisión en ser escritos y dirigidos en gran parte por mujeres. Igualmente, fue uno de los únicos shows de TV – en aquel entonces e incluso ahora – centrados totalmente en las vidas de las mujeres, mostrándolas como seres humanos multidimensionales. Es una representación donde las mujeres tienen poder y pueden contar sus propias historias.
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La escritora, Amy Sherman-Palladino, creó personajes con narrativas profundas y diversas que nos hacen, a veces quererlas, otras veces disgustarnos. Y es precisamente toda esa complejidad lo que ha mantenido a muchos espectadores queriendo más. El mismo se centra en la vida de Lorelai Gilmore (Lauren Graham) y su hija Rory (Alexis Bledel) en una pequeña ciudad de Connecticut.
Gilmore Girls profundiza las diferentes variantes entre la relación madre e hija. Y la manera en que se nos presenta no es una la ilusión, o una dinámica doblegada a lo que debe ser una figura de autoridad. Más bien, Lorelai representa el equilibrio ideal de ser la madre protectora y la mejor amiga.
Por otro lado, en el caso de Rory, muchos adolescentes pueden relacionarse con ella y sus diferentes etapas. Las rivalidades en la escuela secundaria, su primer amor, o también su paso por la universidad. Y más tarde, los retos de su carrera profesional y su vida amorosa.
En su momento, y no tenemos duda de que vuelva a ocurrir con los nuevos episodios, Gilmore Girls sirvió de conversación para ahondar en temas difíciles. Tener un programa de televisión que sirva de plataforma para muchos padres comenzar esas conversaciones complicadas o tabúes es siempre una señal positiva. Por ejemplo, el tema de la virginidad. En uno de los episodios vimos a Lorelai y Rory discutir sobre cuándo perder la virginidad. Tema que seguramente ayudó a muchas madres e hijas en su momento.
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El regreso se presenta muy interesante. Seremos testigos de unas historias de dos mujeres más maduras y establecidas. Nuevas audiencias, seguidores nostálgicos, historias complejas y mujeres protagonistas son los temas que continuarán haciendo de este show un clásico de la televisión estadounidense.
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