Kim Kardashian, Kanye West
MediaPunch/REX/Shutterstock

Kim Kardashian es la reina indiscutible de los titulares internacionales. Y una vez más se hace presente en todos los medios con su última desventura durante la Semana de la Moda de París.

Durante su estancia en la capital del país galo, la estrella de la telerrealidad fue víctima de un robo a mano armada en la residencia Hôtel de Pourtalès, donde se hospedaba. Y si bien esto suena atípico e increíble, a la Kardashian la encerraron en una baño y le quitaron casi 10 millones de dólares en joyas.

Lo sucedido es una situación no solo peligrosa sino preocupante porque muestra lo riesgoso que puede ser el estatus y visibilidad de celebridad en las redes sociales. Atada de pies y manos, también sin guardaespaldas, según reportó L’Express, la Kardashian fue sometida violentamente por los ladrones.

Por donde se vea este caso, las malas noticias están a la orden del día tanto para la Kardashian como para los franceses. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo dijo en un comunicado de prensa que todo fue un acto aislado que ocurrió en un lugar privado. No es para nada un secreto que el turismo ha descendido en Francia, aunque las autoridades continúen diciendo que la capital parisina es un lugar seguro.

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¿Pero cómo y por qué le sucedió esto a la señora de West? Más allá de la inseguridad o los riesgos que las grandes capitales del mundo puedan tener, existe un gran problema que pudo haber contribuido con tal suceso, y no es otro que la notoriedad que todas las Kardashian, incluyendo Kim, gozan en las redes sociales. Tal condición de visibilidad la ha convertido en una de las celebridades más populares y mediáticas el mundo.

La común práctica de informar vía Twitter o Instagram de todos los pasos que cada una da, día y noche, las hacen blanco fácil de sucesos como los sucedidos este lunes. Las redes sociales son un instrumento de información, y todas las hermanas, sin excepción, usan constantemente las redes sociales para compartir todos los pormenores de su vida.

Y es que aún sin aparecer en su programa de televisión Keeping Up With the Kardashians o ser perseguida por los paparazzi, no es muy complicado saber dónde y qué anda haciendo cada una de ellas. Igualmente, no faltan los malintencionados que los hay en todos lados. Lo sucedido a Kim es el resultado de un manejo irresponsable de las redes.

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Solo si analizamos el número de seguidores que Kardashian tiene en Instagram (84 millones) y en Twitter (48 millones) no se necesita ser un experto en seguridad para saber que la vulnerabilidad de la estrella del reality TV está comprometida, y con o sin guardaespaldas, solo toma un inadaptado social para hacer peligrar la integridad física de un famoso.

El precio de ser una personalidad pública es para algunos muy caro, especialmente para aquellos que no saben poner límites al uso de la información que comparten en línea. Lo del robo de París, es fácil de descifrar, ya que todas las pruebas de que la Kardashian estaba sola en su residencia, hasta sin guardaespaldas, fueron bien documentadas por ella misma y compartidas en las redes. Presa fácil sin duda, ya que a los criminales les fue relativamente simple saber toda la información necesaria para robarla.

¿Aprenderán las Kardashian a usar de manera más responsable las redes sociales? Ya es hora que vayan entendiendo que esto de contarlo todo no es cuestión de juego.

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