Miley Cyrus
MediaPunch/REX/Shutterstock

La derrota de Hillary Clinton ha provocado múltiples reacciones, pero una que sobresale es la de Miley Cyrus, quien inicialmente había apoyado a Bernie Sanders y una vez él se retiró de la campaña, entonces le dio su apoyo a la exsecretaria de Estado.

En un video que compartió en Twitter, la cantante expresa sus razones por las que se siente decepcionada del resultado electoral. El argumento, aunque emotivo, se queda corto.

“Apoyé a Bernie arduamente, he apoyado arduamente a Hillary, y sigo pensando que merece ser la primera mujer presidente, y eso es lo que me entristece. Me gustaría que ella tenga la oportunidad porque ha luchado por tanto tiempo y porque le creo cuando dice que ama este país”, dijo visiblemente afectada la también jurado del programa The Voice, de NBC.

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Los deseos de Cyrus, aunque visiblemente genuinos, chocan con una cruda realidad: Estados Unidos se ha quedado rezagado cuando hablamos de países que han tenido a una fémina como presidente.

Los ejemplos son múltiples y ampliamente conocidos. Entre ellos, Eva Perón en Argentina, Indira Gandhi en India, Golda Meir en Israel, Margaret Thatcher en el Reino Unido y Corazón Aquino en Filipinas, solo por mencionar algunas.

Ahora bien, para llegar al poder se necesita mucho más que el deseo. Aunque, cuando hablamos del caso de Hillary no podemos olvidar que ella ya ha experimentado qué significa tener poder político.

Hay que recordar que además de haber sido Primera Dama (1993 – 2001), Clinton también fue senadora por el estado de Nueva York (2001 – 2009). Y más recientemente, sirvió como Secretaria de Estado (2009 – 2012). Estos importantes cargos le dieron la oportunidad para ejercer, en mayor o menor grado, cierto poder sobre decisiones que impactaron a millones de estadounidenses y miles de personas alrededor del mundo.

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Cuando Cyrus se refiere a que Hillary merece ser presidenta, su argumento no es lo suficientemente sólido. En una democracia, el voto pesa mucho más que los deseos, incluidos los de una cantante famosa.

Si bien es cierto que tal vez las calificaciones académicas y la experiencia con las esferas políticas hacían a Clinton una candidata obvia para muchos, la realidad es que no contó con el apoyo en estados claves para poder triunfar.

Michigan, Pensilvania y Wisconsin no la respaldaron. El resultado final ya sabemos cuál fue, no hay que discutirlo.

Ahora bien, cuando Cyrus dice que le hubiese gustado que Hillary tuviera la oportunidad de llegar a la presidencia se olvida que realmente ya la tuvo. Al lograr la nominación por el Partido Demócrata, llegó más lejos que muchos. Esa realmente era su oportunidad dorada.

Entiendo, totalmente, la tristeza y hasta frustración de Miley, pero su argumento quedó corto. En una democracia, la presidencia no es un puesto que se lo gana necesariamente quien se lo “merece”.

El puesto de primer mandatario lo obtiene quien se lo “gana”. Y, desafortunadamente para Clinton, en este país ese puesto no lo da el voto popular (el cual ella obtuvo), sino el electoral.

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