Grammy Awards 2016: 'Bad Blood', de
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Una cruzada de grandes proporciones ha comenzado entre los titanes de la música y el rey del streaming de videos e hijo pródigo de Google: YouTube.

Comandados por Taylor Swift, Billy Joel, Sir Paul McCartney U2, entre otros músicos de fama, un total de 180 artistas y compañías han decidido unir fuerzas y combatir de manera frontal y pública a YouTube y su política de contenido digital —por cierto, esto también incluye el uso de la música en servicios de videos online en otras plataformas—.  Y así estamos ante la presencia de una iniciativa que busca un trato justo, especialmente en lo que respecta los derechos de los artistas.

Por medio de una carta abierta al Congreso de los Estados Unidos, los artistas firmantes abogan por una ‘reforma sensible’ del Digital Millennium Copyright Act (D.M.C.A), ley que fue firmada en 1998. Una de las grandes limitantes es que el D.M.C.A fue aprobado antes de que existieran los servicios de reproducción de video digital como YouTube o Vimeo, entonces no es de extrañar que existan muchas limitantes a la hora de aplicarla.

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Pero, ¿qué significa todo esto de una reforma sensible? Muy simple, mejores beneficios para los artistas y su música. En el escrito se menciona: “Les pedimos que aprueben una reforma sensible que cree balance entre los intereses de los creadores con los intereses de las compañías que explotan su música para su enriquecimiento financiero. Será entonces cuando los consumidores se beneficiarán verdaderamente”.

La carta fue publicada en medios muy importantes como The Hill y Politico, y la noticia se ha vuelto viral. Lógicamente lo que se busca es darle una atención mediática de relevancia para poder continuar la presión hasta que se logre modificar, o más bien adaptar el D.M.C.A al mundo del entretenimiento digital actual.

Otra variable muy interesante es que los artistas no están solos, porque para darle mayor relevancia a las acciones tomadas por este importante grupo de famosos, grandes sellos discográficos como Sony Music y Universal también están dándole un espaldarazo a la causa.

Recordemos que esta no es la primera vez que Swift se enfrenta a los gigantes tecnológicos, ya que es más que conocido el impasse que tuvo con Apple Music —su carta dedicada a la compañía publicada en The New York Times donde los critica por ofrecer música gratis—, y la decisión de retirar su música del servicio streaming, Spotify, en 2014.

Para ese entonces, Swift justificó su decisión comentando que “el valor de un álbum es, y seguirá siendo, la cantidad de corazón y alma que un artista haya dedicado a un grupo de trabajo y los valores financieros que los artistas (y sus sellos discográficos) pongan en su música cuando sale al mercado. La piratería, compartir archivos y el streaming han reducido drásticamente el número de álbumes pagados y cada artista ha manejado este tema de forma distinta”.

La presión ejercida por la joven cantautora siempre ha funcionado, especialmente en al caso de Apple Music donde obligó a la empresa a cambiar su política de ganancias y pagos a los artistas. En el caso del D.M.C.A, veremos cuán lejos pueden llegar estos artistas con la nueva petición.

A todo esto, Google piensa que no existen motivos para tal reforma, y en un comunicado mencionaron, “cualquier reclamo de que los puertos seguros del D.M.C.A son responsables de una ‘brecha de valor’ para la música en YouTube es simplemente falso”.

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Por otro lado, YouTube dice que “las voces de los artistas están siendo escuchadas” afirmando que se han pagado más de US$3 mil millones a la industria de la música. ¿Es este el caso? Aquí hay mucha tela que cortar porque estamos hablando de un modelo de negocios que para los artistas no es proporcional al valor del trabajo creativo. Si no, pregúntenle a Trent Rezno, director creativo de Apple Music y miembro de la famosa banda Nine Inch Nails, quien calificó al modelo de negocios de la plataforma como “muy poco sincero”.

En cuanto al papel que la ley D.M.C.A. juega en la industria, Irving Azoff, representante y organizador de la petición, afirmó: “ha permitido que las compañías tecnológicas generen grandes ganancias al facilitar el acceso a casi todas las grabaciones de la historia a través de los Smartphone, mientras que las ganancias de los cantautores y los artistas continúan decreciendo”.

Una ley que fue creada antes de la masificación del Internet y la diversificación en la manera en que utilizamos y disfrutamos de la música necesita ser revisada, más allá de si favorece o no a los artistas o sellos discográficos, los tiempos cambian y hay que adaptarse.

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