Michael Keaton es uno de los favoritos en ganar como Mejor Actor en los Oscar 2015 por su increíble actuación en “Birdman”, película donde representa a un actor que está obsesionado con un personaje que realizó años atrás.

Lo que más sorprende de la actuación de Keaton es su vuelta al cine en gloria y majestad, pero si revisamos su filmografía nunca se fue, siempre estuvo presente pero con papeles pequeños pero extrañábamos sin duda los potentes personajes que lo hicieron saltar a la fama en los años 80 y 90s.

Esta es la primera nominación de este actor a la Academia, a quien hemos visto más que nada actuar en películas de comedia, comerciales pero nunca en un papel de una cinta de corte más bien independiente y para llegar hasta aquí, este actor de 63 años tuvo que recorrer un largo camino.

Su carrera comenzó con comedias en los años 80s como “Night Shift” (1982), “Mr. Mom” (1983) y “Johnny Dangerously” (1984) para en 1988 llegar a “Beetlejuice” de Tim Burton con lo cual despegó su carrera, cuando Keaton tenía ya 37 años.

Sólo un año después también acompañado de Tim Burton llegó uno de los Batman favoritos de todos los tiempos, superhéroe que interpretó en dos ocasiones en el 89 y luego en el 92.

 

Sobre su papel como Riggan Thomson en “Birdman”, el actor dijo en una entrevista con Variety: “Tuve que ir desde lo divertido hasta la molestia hasta la profunda tristeza y volver a un humor oscuro.”

Como coincidencia – o quizás premeditadamente- Keaton hace el papel de un actor a quien todos adoraban por su papel de “Birdman” un super héroe que puede volar y que hace soñar a Thompson con esa libertad, la que está encarcelada por las paredes de un teatro de Broadway donde el actor realiza una obra de teatro.

Keaton ya ganó en los Golden Globes como Mejor Actor de comedia y está nominado a muchos otros premios, de ganar el Oscar será un salto tan grande como el de su personaje cuando vuela por las calles de Nueva York.

Con una extensa filmografía y diversos papeles, Keaton nos demuestra que puede seguir sorprendiéndonos: “Yo solía decir que no a casi todo, porque pensé, ya tengo suficiente, ya sé lo que quiero hacer, y yo sé lo que soy capaz.”

 

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