Paloma Woolrich interpreta a Vivian Bearing
Cortesía

Wit- Percepción aguda expresada de forma inteligente con gran sentido de inteligencia y humor.

Wit, la obra ganadora al Pulitzer de Margaret Edson de 1999 -también a veces escrita como W;t- y llevada a la pantalla chica por HBO con Emma Thompson bajo la dirección de Mike Nichols, es uno de los textos más hermosos de finales del siglo pasado y sin duda, se ha convertido en un reflejo cada vez más popular, por desgracia, de las personas que sufren de esa terrible enfermedad que pareciera ya ser tan común como la gripe: el cáncer.

Diego del Río, el director mexicano de teatro más in, quien ya tiene en su currículum piezas importantísimas como “Espejos”, “El Principio de Arquímides” -actualmente representada en Miami bajo otro ojo-, “Tribus” y más recientemente “Master Class” con Diana Bracho, quien recibió ovación de pie en cada una de sus 100 representaciones y que emocionó a las lágrimas a Terrence McNally, autor de ésta, es quien vuelve a ponernos esta exigente puesta en escena ante nuestros ojos.

Exigente porque demanda estómago, oído, pero también mucho corazón.  Dice Del Río, de 28 años, sobre el texto: “Es una obra dura por el tema que toca, pero al mismo tiempo es muy divertida. La autora, Margaret Edson, es realmente brillante. Plantea a un personaje que está cargado de humor negro y de sarcasmo. Esto hace que la situación sea más llevadera y a partir de la risa se den las reflexiones más profundas. No es un melodrama, lo cual hace la obra más compleja e interesante. La obra es cruda, es real, pero fíjate que la sensación con la que se va la gente no es de que los acaban de destruir emocionalmente, sino con una sensación de sentirse ‘llenos’, ‘plenos’, con reflexiones poderosas que se aplican a sus vidas”.

Muchas actrices pasaron por los ensayos para interpretar a Vivian Bearing. Algunas declinaron amablemente, otras no tanto. Otras de plano recibieron su carta de despedida. Y es que la tarea de interpretar a una maestra que tiene un control absoluto sobre su espíritu, su habla y su extrema inteligencia, y que de repente tiene que desnudarse metafórica y literalmente en soledad absoluta, para ser sometida por doctores como conejillo de indias ante la entonces experimental quimioterapia que literalmente la reduce a una ciruela pasa, no es tarea nada fácil.  Se necesitan muchos ovarios, justo los que afectan en fase terminal al personaje.

Paloma Woolrich, actriz versátil de fino porte a quien recordarán en series de Argos (Capadocia, Mirada de Mujer) y en películas como Tercera Llamada y Corazón de Melón fue quien finalmente se convirtió en la perfecta Vivian. La actriz se rapó, bajó de peso al grado de verse en los huesos, pero lo más importante: se metió al alma de este entrañable personaje que te hace soltar una carcajada en el momento más doloroso de su vida. ¿Cómo hacer reír al público mientras está llenando cubetas con su vómito? Ese es el logro maravilloso de la señora Woolrich.

Paloma Woolrich desnuda su alma en

“Interpretar a Vivian Bearing es exhaustivo y muy gozoso”, interviene la actriz, “Antes de cada función me relajo, hago algunos ejercicios vocales, estiramiento del cuerpo, desbloqueo las articulaciones y trato de conectar imágenes, emociones y textos sin forzar ya que la obra misma me lleva suavemente de principio a fin. Gracias a la direccion y al trabajo minucioso de Diego del Río, confío en cada nota que me da, por lo que hago caso a sus indicaciones: relajación y habitar cada texto y situación con verdad”.

El mensaje de la obra es discutible. Para algunos es una invitación a vivir el día a día como si fuera el último. Para otros es una denuncia sobre la falta de conexión humana. Y en estos tiempos en donde Facebook es nuestro mejor amigo, pareciera que la obra tiene más resonancia que antes. Vivian Bearing está sola porque decidió solo centrarse en su trabajo. Para los doctores, no es más que una estadística más.

 “Es un tema muy delicado y controvertido”, explica Del Río. “Es una enfermedad terrible que por otro lado le da ‘tiempo’ a la gente para valorar la vida y lo importante. Eso es terrible: Esperar hasta que te pasen cosas así de radicales para vivir. Yo creo que es importante tener una cultura de prevención. Y por otro lado la cultura de la detección temprana”.

Ahonda la hermana del también actor Abel Woolrich: “Creo que la obra tiene tantas lecturas como personas la vean, aunque la línea central sí es cómo la falta de calidez humana se ha instalado en gran parte de la sociedad por tener la necesidad -incomprensible para mí- de éxito y de poder económico que aunque siempre han existido , actualmente se percibe como voraz y rebasa la racionalidad y, justamente, el humanismo. La evolución tecnológica avanza dejando muy atrás la evolución espiritual y es probable que sólo en casos extremos (de vida o muerte) reflexionemos y encontremos un camino generoso hacia los demás y hacia nosotros mismos”.

Aunque Wit: Despertar a la vida, ya había sido puesta en escena con otra traducción en México (Punto y coma, con Susana Alexander), vale la pena volverse a empapar de ella para quienes ya la vieron, y por supuesto ir a presenciar esta lección de vida por primera vez. Destaca una iluminación poética y arriesgada como siempre de Laura Rode, además de proyecciones especiales sobre el análisis del lenguaje -la especialidad de Vivian como maestra-, así como  la escenografía minimalista y moderna que ha caracterizado las puestas en escenas de Del Río.

La puesta en escena de Diego del Río es otro ejemplo de la gran manufactura del teatro mexicano.

“Hicimos un trabajo muy duro pero enormemente satisfactorio”, dice del Río.  “Trabajamos bajando el registro de su voz, trabajando su energía desde otro lugar, hicimos una investigación muy comprometida sobre los temas de la obra (el cáncer y John Donne). Paloma se transforma realmente. No es Paloma, es Vivian Bearing. Increíblemente hay gente que cuando termina la obra y sale al lobby no la reconocen. Dicen ‘Vivian se ve altísima en escena y Paloma es bajita’. Es quizá el trabajo más demandante que me ha tocado ver en escena”.

Woolrich termina invitando a que vayan a ver Wit: “El público no se trauma, sale lleno de esperanza, de reflexiones , conmovido, tocado en lo mas íntimo porque la profunda compresión y por lo tanto -atinada direccion de Diego- nos llevó a tocar lo íntimo con verdad. Invitamos al público a despojarse por dos horas de sus defensas y abrir su corazón para llenarlo. A mí me sorprendió mucho la respuesta tan entusiasta del público y eso es lo que les comunicó a quienes no la han visto todavía”.

Tras ver El Principio de Arquímides, Master Class y Wit uno queda con hambre de ver el siguiente trabajo de tan joven director teatral. ¿Qué sigue en la carrera de Diego del Río? “Todas estás obras las he elegido porque me han parecido urgentes e importantes de contar. Son obras que aunque son fuertes en la temática, llevan al espectador a una reflexión profunda. Me interesa que con el teatro pasen cosas. No que sea aleccionador, pero sí que sea emocionante, que sea importante. Que sea un espejo de realidad. Siempre que elijo contar algo pienso en eso. Por otro lado son obras en las que el centro está en el trabajo actoral no en el artificio, y es ahí donde están mis búsquedas como artista y como director, es eso lo que más me interesa del teatro, es lo que me apasiona. Han sido textos que me han permitido indagar y bordar con el actor complejidades humanas llenas de sutilezas. Eso me gusta”, concluye.

Wit: Despertar a la vida se presenta los viernes a las 21:00 horas, los sábados a las 20:00 horas y los domingos a las 18:30 horas en el Teatro Milán de Ciudad de México.

El director Diego del Río junto a Paloma Woolrich antes de que se rapara.

 

 

 

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