discurso de Jesse Williams en los
Matt Sayles/Invision/AP

Vergüenza. Eso es lo que nos debería dar. ¡Cómo es posible que en 2016 todavía tengamos comunidades que tienen que luchar por la igualdad de derechos! ¡Cómo es posible que necesitemos que alguien nos recuerde que TODOS merecemos los mismos derechos y el mismo respeto!

Recuerdo cuando estaba en la escuela y me enseñaron sobre la obra de Martin Luther King. Recalcaban todas las cosas que ese hombre hizo por la comunidad negra; me enseñaban (con subtítulos) el video del discurso “I Have a Dream” una y otra vez.

Luego me hablaron de Rosa Parks, la señora que dejó claro que el color de su piel no tenía nada que ver con el asiento que podía usar en un autobús. A la vez, empezaba a conocer sobre Muhammad Ali, y de cómo, aunque fue el mejor boxeador dentro del ring, sus mejores peleas fueron para combatir la lucha racial en Estados Unidos.

Además de todo esto, tenía a mi mamá diciéndome (con toda la actitud que caracteriza a una madre puertorriqueña): “Bueno, si te preguntan por qué tú eres blanca y tu hermana es negra, les dices que una nació de noche y la otra día… Aquí no hay que dar explicaciones”.

Y así… Salgo de la escuela, me mudo a Estados Unidos y me encuentro con gente diciéndome: “Ahí no te puedes mudar. En esa área viven los negros”. WHAT?! De donde yo vengo, hay de todo, en todos lados.

Ah, pero también me veo diciéndole a mis amigos: “Deja de gritar, ahí hay un policía y tu eres negro. Te va a arrestar”. Claro… Y es en ese momento en que me doy cuenta de que mi subconsciente ya entendió que en este país ser negro es tan arriesgado como andar por la calle con un revolver en la mano.

Me doy cuenta de que estamos tan acostumbrados al racismo, que es parte de nuestro día a día. El racismo está ahí, pero no hablamos de él; no pensamos en él.… Hasta hoy. Este fin de semana la cosa cambió. Cincuenta y tres años después de la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad, 61 años después de que una mujer de la raza negra decidiera no seguir las instrucciones de un chofer de autobús, tiene que venir un muchacho mitad negro a llamar la atención al hecho de que en Estados Unidos todavía hay gente considerada ciudadanos de segunda clase.

Este domingo, durante la ceremonia de los BET Awards, Jesse Williams hizo lo que muy pocos se atreven: un llamado. Levantó a la masa y le recordó al mundo que en las películas el malo es el negro y el que huye es el blanco. Williams habló de lo que Estados Unidos pensó que escondió cuando escogió a un presidente negro.

Jesse (lo llamo por su primer nombre, como si lo conociera, porque ya hasta le agarré cariño) le refrescó la mente a muchos, y los hizo hacer memoria sobre del hecho de que HOY las fuerzas policiacas le quitan la vida a las personas de la raza negra, de la misma manera que lo hacían en los años 60. Ah, pero claro, como en la escuela nos enseñan que esa lucha se ganó…

El mensaje de este muchacho fue una llamada de alerta (o como dicen los que ahora me rodean, un wake up call). Un llamado para dejar claro que existen comunidades que caminan con miedo; comunidades que ven a un policía y no sienten seguridad; personas que la única “libertad” que conocen es la vecina latina que lleva esa palabra por nombre.

Este hombre, que llegó al escenario como un actor y en seis minutos se convirtió en un líder, recalcó que vivimos en medio de un sistema “construido para dividirnos y destruirnos”, con medios de comunicación que crean barreras entre razas al demonizar a unos y victimizar a otros solamente basado en su color de piel. Nos recordó que cuando un policía mata a una persona con la piel color noche, “de seguro es porque estaba huyendo”, pero si le quitan la vida a alguien rubio como el Sol, “se trata de un abuso de poder”.

Las palabras de Williams son de vital importancia porque apunta al hecho de que no todos tenemos los mismos derechos… Las palabras de Williams son de vital importancia porque le ponen fin a la idea utópica de que nacer en un lugar, pagar impuestos y ser un ciudadano ejemplar no es suficiente para ser respetado y sentir que existe algo de justicia.

Su discurso fue importante porque le recuerda al resto de los famosos que en su voz tienen el poder de lograr cambios. Su discurso fue importante porque revive una discusión que la mayoría de las personas enterró en la misma fecha en que enterraron al niño Emmett Till o a la activista Ella Baker.

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