Ya todos estamos acostumbrados a los dimes y diretes de Donald Trump, a su tono altivo, a sus cambios de carácter y a lo controversial de sus palabras. Y nos guste o no, el candidato virtual del Partido Republicano sabe cómo captar la atención de todos los medios con su estilo muy particular.
Estamos en la etapa final del proceso donde será oficialmente elegido como el representante del partido republicano, y por consecuente, podría llegar a la presidencia de los Estados Unidos. Así como lo leen, Trump podría convertirse en el líder número 45 de este país.
Durante la Convención Nacional Republicana, acto durante el cual se elige al candidato a presidente y vicepresidente del Partido Republicano, muchas anécdotas curiosas, y también preocupantes, han dominado la atención mediática, pero ni los comentarios del congresista republicano Steve King sobre la supremacía de la raza blanca, lograron destronar el discurso realizado por la esposa del candidato a la presidencia, Melania Trump.
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Se esperaba que la señora de Trump fuera la protagonista de lujo de la noche, ya que en muchas ocasiones su rol ha sido más como acompañante y apoyo moral, que como la esposa activa y hablachenta. Es por eso que todos esperamos con cierta curiosidad la participación y el discurso de la que podría convertirse en la próxima primera dama de los EE.UU.
Digamos que, por una hora, aproximadamente, después de haber hecho su famosa alocución, las redes sociales se mostraban complacientes con comentarios positivos acerca del gran debut de la esposa del magnate como oradora pública en una plataforma nacional, y, sobre todo, por el hecho de que la misma se mostró con una arenga de tono complaciente y amable, una práctica totalmente opuesta a la de su compañero de vida.
Pero en pocas horas, lo que fue una participación efectiva y sólida, se convirtió en toda una controversia de proporciones épicas. ¿Nos sorprende? En realidad no. ¡Es Trump! Cuando se descubrió que partes importantes de su discurso eran réplicas de otro realizado por la actual primera dama, Michelle Obama, durante la Convención Demócrata de 2008, donde, el presidente Barack Obama fue nominado por primera vez, las críticas no se hicieron esperar.
Por supuesto que los famosos hicieron de las suyas, por ejemplo, el comediante George López público en su cuenta de Instagram: “Esta noche el discurso de Melania Obama … digo Michelle Trump”. El actor Jesse Williams también raccionó en su cuenta de Twitter: “Yo, soy Malcom X”. La comediante Margaret Cho escribió: “#MelaniaTrump sabe de contiendas, luchas y de sentirse incómoda; después de todo, ella está casada con un Lego”.
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En el discurso del lunes, la esposa de Trump habló de los valores familiares, del trabajo duro para conseguir lo que uno quiera, la importancia de la palabra como capital de vida, el cumplir las promesas y hasta de la importancia de mostrar los valores y la moral en todo lo que hacemos. Algo contradictorio, ¿no? A lo largo de la madrugada, los videos comparando ambos discursos saturaron las redes. En ellos se nota claramente las similitudes entre ambas participaciones y frases. ¿Coincidencia, tal vez?
Los críticos lo llaman plagio, porque el discurso toma ideas de lo antes dicho por Obama y las hacen pasar como las de Trump. Los moderados se van por el lado de la apropiación, lo que resulta en la práctica de tomar ciertas ideas y adaptarlas. Los más adeptos a Trump podrían llamarlo desconocimiento, como una vía de escape, ya que la señora del magnate no fue informada del todo, de lo que había detrás de las frases mencionadas en su participación pública.
Este miércoles, Meredith McIverf, escritora de la campaña de Trump, quien también ha servido de escritora fantasma de varios libros del magnate, se responsabilizó del “error” a través de un comunicado de prensa. “Fue mi error”, expresó McIverf. Pero, ¡cómo es posible que una persona con la experiencia y trayectoria de McIverf pueda cometer un “error” como este! ¿Dónde quedaron las reglas y leyes que protege a la gente contra el plagio? El plagio es un tema del cual todo escritor aprende en la escuela.
¿Plagio, apropiación o simple “error”? Independientemente de lo que se crea, resulta increíble que figuras públicas, especialmente aquellas que están buscando liderar el país más poderoso del mundo, caigan en este tipo de comportamientos.
Por lo menos, se inspiraron en una gran oradora como la actual primera dama de Estados Unidos. En todo caso, Trump está en el pináculo de su carrera política y actos como este, bien sean intencionales en búsqueda de generar más atención mediática, o no, son muy delicados en momentos tan estratégicos para un candidato que espera ser elegido presidente de este gran país. Esperemos que esto sirva de lección para la señora Trump y la próxima vez que le toque hacer un discurso, tenga más cuidado en revisar el trabajo de sus escritores. Siempre existe una primera vez…
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