Fidel Castro
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La muerte de Fidel Castro fue tan enigmática como su vida. La misma marcó el final de una historia de película, que seguramente continuará con el mito eterno de una figura divergente y controversial –cada quien es libre de escoger el género cinematográfico.

Por años han corrido los rumores de su muerte. Celebraciones adelantas por parte de sus más acérrimos críticos han acontecido en lugares icónicos donde las comunidades de exiliados cubanos son muy representativas. Por otro lado, muchos periodistas han esperado pacientemente poder publicar los obituarios escritos en memoria de Castro. Y es así como, finalmente, sucedió lo que por naturaleza se esperaba.

En un vídeo emitido por la televisión estatal cubana, fuimos informados del final de líder revolucionario – murió a las 10:29 pm, un 25 de noviembre (hora local). Todo sucedió muy al estilo cubano con un anuncio típico del modus operandi de ese gobierno. La muerte de Castro fue comunicada por su hermano, el presidente Raúl Castro. En la soledad de su despacho, con un tono lúgubre, de noche, cuan sorpresa, el consanguíneo empedernido compartió la noticia con el pueblo cubano y el mundo entero.

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La vida de Castro es tal cual una película, protagonizada por un personaje místico, obscuro, contradictorio y polémico. Es la dicotomía entre el héroe y/o anti-héroe, uno de los seres más amados pero también repudiados del siglo XX. Un film con narrativas dantescas, luchas interminables, momentos trágico-cómicos, con injusticias, sufrimientos, muerte y con un Hollywood, muchas veces, seducido por la figura inquisitiva del padre de la revolución cubana.

Ciertamente, Castro fue un hombre que vivió una vida de película, eso sí, a lo cubano. Hijo de un próspero plantador de azúcar, Castro asumió el poder en Cuba el Día de Año Nuevo (1959), prometiendo compartir la riqueza de su nación con los más necesitados – muchas de las personas que habían sufrido, durante un cuarto de siglo, de manos del sargento de la armada convertido en dictador, Fulgencio Batista.

Desde entonces, el mundo, pero especialmente Hollywood ha tenido una fascinación en la figura del inmortal caribeño. Castro jugueteó con Hollywood y fue una relación tan recíproca que por décadas se vio reflejada en documentales, una que otra película y numerosas visitas de grandes actores y profesionales de la industria cinematográfica al Comandante. Y a pesar de las prácticas del régimen comunista en cuanto a la prisión de los opositores políticos, los periodistas y homosexuales, y la constante violaciones a los derechos humanos a sus cuidadanos, el líder póstumo enamoró a una larga lista de élites liberales en Hollywood.

Como mucho de las carismáticos políticos latinoamericanos, Castro siempre quiso ser actor. Años antes de saltar a la fama política y convertirse en una leyenda revolucionaria, el cabecilla de la revuelta cubana, estuvo presente como extra en varias películas. Esta fue una faceta no muy conocida del Comandante eterno. Actuó como extra en la comedia musical del director George Sidney, Holiday in Mexico (1946) y también en otro film del director Edward Buzzell, Easy to Wed (1946), protagonizada por nada más y nada menos que Lucille Ball.

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Castro se convirtió en una figura romántica del cine mundial. El hombre de trajes militares verde limón y botas de combate fue una obsesión de muchos escritores y directores que querían conocerlo. Con su barba negra y espesa, muchas veces ataviado de la marca deportiva Adidas, también acompañado de su clásico tabaco cubano, el Jefe Máximo era una referencia moral para la extrema izquierda del mundo político y del entretenimiento.

Pero se podría decir que solo eso, ya que no era popular en las películas, sólo tres actores han interpretado su personaje. Jack Palance interpretó a Castro en un film titulado Che (1969)  sobre el Che Guevara. Castro ni siquiera era el personaje principal. Después Anthony Lapaglia lo interpretó en una comedia llamada Company Man (2000). Por último, Demián Bechir también lo hizo, pero nuevamente la película se llamaba Che (2008).

En realidad, más fueron los documentales y entrevistas realizadas que películas. El director Oliver Stone fue su más voluntarioso documentalista con tres producciones: Comandante (2003), Looking for Fidel (2004) y Castro In Winter (2012). El controversial director ha descrito a Castro como un hombre muy “desinteresado” y “moral” que será recordado como “uno de los hombres más sabios del mundo”.

Otro recurrente famoso y visitante de turno fue el actor Sean Penn, quien en más de una ocasión se trasladó a las Isla a entrevistar a Castro. Las lista es ciertamente interesante, ya que existen otros nombres que, tal vez, sorprenderían a muchos, pero que habla del profundo interés en el Comandante: Ted Turner, Jack Nicholson, Steven Spielberg, Kevin Costner, Chevy Chase, Harry Belafonte, entre otros.

El Jefe Máximo sobrevivió 11 presidentes de los Estados Unidos: Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George H.W. Bush, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama. ¿Les parece poco? De extra de Hollywood pasó a ser una leyenda revolucionaria, también una estrella de Stone. Fidel Alejandro Castro Ruz vivió una vida de película, eso sí a lo cubano.

 

 

 

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